DECLARACIÓN DE BIEN DE INTERÉS CULTURAL CON LA CATEGORÍA DE CONJUNTO HISTÓRICO.
El Conjunto Histórico de Buenavista del Norte se articula alrededor del principal nodo organizador, La Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios y su Plaza, mostrando una trama urbanística caracterizada por su regularidad, la amplitud de las vías y la homogeneidad altimétrica de muchos de los inmuebles que la conforman. Este trazado de tendencia ortogonal constituye uno de los valores esenciales del núcleo histórico que se protege, al ser consecuencia de las disposiciones del Cabildo tinerfeño en tal sentido, constituyendo el caso de Buenavista del Norte el único en la isla -junto con el de La Laguna- de trama urbana diseñada previamente, a raíz de la visita que realizan en 1513 los representantes concejales Cristóbal Lebrón y Fernando de Llerena al pueblo, buscando propiciar un poblamiento concentrado en el mismo.
Esta trama urbana se articuló en torno a la iglesia y su plaza, señalándose la existencia de una calle Real, que coincidiría con la actual calle de La Alhóndiga, si bien resulta difícil rastrear la organización inicial de calles sobre el urbanismo actual.
Otro grupo de inmuebles de fachadas clasicistas, aunque manteniendo el esquema típico de la vivienda urbana canaria, muestran fachadas planas rematadas por parapetos de mampostería que, en algún caso, ocultan la cubierta de tejas y, en otros, la azotea. Los vanos se disponen simétricamente, abundando las puertas-ventanas de doble batiente en la planta superior con pequeños balcones de rejería apeados sobre ménsulas pétreas. Merecen ser citadas la casa de los herederos de la familia Díaz Dorta, la casa de la familia Toledo o la Casa Matula. Por último, sobresale el edificio del antiguo Pósito -posteriormente Ayuntamiento-, que en la actualidad pertenece a la familia González Martín, con fachada modernista, frontones triangulares sobre los vanos superiores y gran cornisa mixtilínea.
Las tres calles principales, que articulan longitudinalmente el Conjunto Histórico -El Puerto, La Alhóndiga y Verde- muestran una cierta homogeneidad en altura -al margen de las edificaciones más recientes, que generan medianeras de cierta envergadura-, pues el tipo de inmueble predominante es el de la casa terrera con cubierta de teja o, mayormente de azotea, aunque ocultas por un parapeto que remata la fachada. Se trata de viviendas sencillas ocupadas históricamente por el sector de población menos pudiente. Intercaladas con ellas aparecen construcciones de dos plantas, en alguna ocasión, con cubierta de teja y balcón lígneo. En gran parte, muchas de estas edificaciones han respetado las alturas originales, si bien han sufrido transformaciones notables en los últimos tiempos. En la calle El Puerto merece citarse la Casa de la Viuda, de la segunda mitad del siglo XVII, aunque con importantes transformaciones del XIX. Sobre su planta en L, se articula en dos niveles, con cubierta de tejas y patio central.
En la parte alta del núcleo histórico sobresale el inmueble de la Familia Trujillo, con su notable portada en cantería, junto a la que aparece una ventana igualmente enmarcada en cantería y rematada con cornisa pétrea. Da paso a un cuerpo de dos plantas y cubierta de tejas a cuatro aguas, con balcón de madera. En los alrededores existen varias viviendas de tipología tradicional.
En este sector meridional se localizan varios inmuebles de interés patrimonial, entre los que deben citarse los vestigios del antiguo Convento Franciscano de Nuestra Señora de la Merced, fundado en 1648 y demolido dos siglos más tarde (1868), destinándose a cementerio. En la actualidad se conserva parte del muro perimetral original, en el que sobresale una magnífica portada en cantería, flanqueada por columnas que descansan sobre un plinto con rosetón labrado. En sus fustes se ofrece una decoración en zig-zag rematados por un trozo de entablamento. La portada se corona con un frontón triangular que aún conserva el emblema de la orden en su vértice superior.
Próxima a él, la Ermita de San Sebastián nace como oratorio vecinal a mediados del siglo XVI, llegando en estado ruinoso a los últimos años del siglo XIX y reconstruida en 1918. En esta labor sólo se aprovecharon los bloques de cantería que sirven de marco al arco de medio punto de la portada.
Los dos islotes asociados al Conjunto Histórico corresponden, respectivamente, a la Hacienda de la Fuente y a la de San Juan de Taco. La primera de ellas perteneció a Juan Méndez el Viejo, configurándose como una gran extensión que aprovechaba el importante caudal de la Fuente del Cuervo. La edificación principal posee una planta en L en torno a un patio posterior. El cuerpo inferior se destinaba a servicios -relacionados con la actividad agrícola- mientras que el superior albergaba las dependencias nobles, destacando el gran corredor lateral con ventanas de guillotina. Junto a la vivienda principal, la ermita de la Visitación, documentada al menos desde 1541, de planta cuadrada y sacristía en la cabecera, cubierta con artesonado mudéjar en el interior, y dotada de fachada de aspecto ecléctico.
La Hacienda de San Juan Bautista de Taco fue edificada por Juan del Hoyo Calderón y existía ya en 1654. Con planta en L y estructurada en dos cuerpos, su fachada ofrece ventanas enmarcadas de cantería con salientes superiores, repisas y apéndices en las jambas. Entre ellas aparecen cuatro ventanillos, dos con extraordinarias labores de piedra en su vano y otras dos con rejas. A la izquierda del inmueble principal, un muro almenado da paso al recinto de lo que fue la antigua ermita, con techumbre de teja a cuatro aguas. Siguiendo por el camino, el islote de protección acoge igualmente la Hacienda de los Ruiz, algo transformada, pero de extraordinario interés arquitectónico e, incluso, etnográfico.